El vasco

El vasco o eusquera no es una lengua románica, porque no procede del latín.

El origen del vasco no está claro. Algunos lo relacionan con lenguas caucásicas y otros con lenguas norteafricanas, porque tiene algunos términos parecidos al bereber y lenguas semíticas africanas.

También se ha pensado en un origen ibérico ya que la estructura se parece al íbero, aunque no deja de ser otra hipótesis.

Antiguamente, el área vasca era mayor de lo que es en la actualidad. Desde el siglo XIII, la frontera Norte se estacionaba en Bayona y es probable que se extendiera hasta Burdeos, facilitando así la influencia romana.

Los vascos estaban muy cercanos y mantenian contacto con lo cántabros (antecesores de los antiguos castellanos). Ambas tribus tenían una gran similitud tanto política como social. Se resistieron a los romanos y también evitaron la invasión visigoda. Así que, al contrario que otras lenguas, el vasco no sucumbió ante otros pueblos, como el celta o el romano, y mantuvo su vocabulario.

A nivel literario, el vasco empezó a ser bien conocido a partir de las publicaciones de los poemas de Dechepere en 1545 y del Nuevo Testamento de Leizarraga en 1571.

Durante milenios, el área vasca estuvo aislada y esto hizo que el vasco se dividiera en multitud de dialectos con diferencias locales y generacionales tan importantes que a veces no podían comunicarse entre unas zonas y otras. 

En 1919 se creó la Euskaltzaindia o Real Academia de la Lengua Vasca.

En 1968 se acordó normalizar la lengua vasca, que había sido fragmentada en dialectos históricos, y se fijo el batua, vasco normativo para las actividades públicas.

Actualmente es hablado por cerca de setecientos mil habitantes.

Se habla vasco en las tres provincias vasca, donde es cooficial con el español, y en Navarra.